Según unos, en Mestalla se jugó un partido de fútbol donde además pasaron otras cosas poco importantes. Según otros, hay que mandar a sesenta mil personas a la cárcel, porque un partido de fútbol no puede servir de coartada para su atroz crimen.
Que el Jefe del Estado presida la final de una competición que lleva su nombre es normal. Que cuando entre el Jefe del Estado en un lugar público suene el himno nacional y se ice la bandera, también lo es. Y que escuchando el himno la gente exprese sus sentimientos, lo es también.
A mí me parece muy mal silbar a cualquier himno. Es una falta de respeto al símbolo que representa a mucha gente. Algunos de los representados estarán de acuerdo con aquellas ideas o actuaciones contra las tu quieras protestar, pero otros no. Silbando el himno los metes a todos en el mismo saco. Y lo más importante, los estás criticando por ser de su país. No por pensar de determinada manera, ni por lo que ellos mismos hayan hecho, sino por donde han nacido.
Lo expresado en el párrafo anterior aplica a cualquier símbolo. A los que queman banderas americanas; a los que silban la Marsellesa; a los que silban cuando en un partido de tenis el de la megafonía se expresa en catalán; a todos.
Nadie apunta la contradicción evidente: los mismos espectadores que antes del partido eran maleducados y se comportaban tan mal, antes, durante y después del partido tuvieron un comportamiento ejemplar. ¿Qué astro cruzó el cielo de Valencia al inicio del encuentro?
Pero que nadie se engañe, lo que molesta no es la pitada. Lo que molesta es que algunos no se sienten españoles. Los que no dijeron nada cuando en el Sant Jordi mucha gente del resto de españa silbó a la megafonía en catalán; los que jalearon a los que silbaron la Marsellesa; esos mismos ahora se escandalizan. ¿Por qué?
Por que no han estudiado Estadística. En sus primitivos análisis, se limitan a tachar de indignidad o de falta de educación lo ocurrido. No les llega a pensar que si la mayoría de una muestra de 60.000 personas protagoniza lo de Mestalla, eso indica que en la población general aquel comporatamiento alcanzaría para un porcentaje muy importante. ¿Consideran estos opinadores que la mayoría de aficionados del Athletic y el Barça son indignos y maleducados?
Lo triste es que aún no hemos visto a nadie preguntarse (o preguntar a los mismos aficionados) por qué pitaron. Se acude al recurso fácil: son maleducados, son indignos, son malos, son peores que nosotros (que somos buenos). Se grita pero no se piensa.
No conozco a nadie que silbe su propio himno, que le falte al respeto a los símbolos que le representan a él mismo. No creo que pueda haber nadie así. Lo que deberían preguntarse es por qué toda aquella gente no se siente representada por el himno o por el actual Jefe del Estado.
Y por cierto, en Mestalla hubo un gran partido entre dos muy buenos equipos y ante dos aficiones que demostraron mucho civismo.
Salut i sort,
Ivan.
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